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Es un álbum coral que vuelve a hacer que el mundo los escuche con atención.
Lo nuevo de la banda congoleña de músicos parapléjicos Staff Benda Bilili

Tres años de gira internacional. Eso es lo que ha significado el paso de Très Très Fort, el primer álbum de la banda en 2009, a Bouger le Monde!, su segunda creación que repite sello (Crammed) y seguramente éxito inmediato. En realidad tres años no son mucho tiempo como espacio entre grabación y grabación, muchos artistas así lo hacen; y el no parar es en la gran mayoría de los casos un hábito determinado por el impacto de su música. Pero Staff Benda Bilili no es un grupo corriente, y lo que a otros parece normal, en ellos es una proeza.
Cuando salió Très Très Fort al mercado europeo, todos quisieron conocer a Staff Benda Bilili, un grupo de parapléjicos de Kinshasa, que había logrado sintetizar el ndombolo, la música kinoise más conocida, con reggae, funk y son cubano, resultaba demasiado impactante. Cinco años atrás, el documental La Danza de Júpiter, de Renaud Barret y Florent de La Tullaye, había mostrado por primera vez a esos diez músicos que vivían en el zoológico de la capital del Congo, se movilizaban en triciclos customisados tipo Mad Max, y tocaban instrumentos adaptados a su condición. Su propio nombre ya era motivo de interés: Staff Benda Bilili, que en dialecto lingala significa Mirar Más Allá de las Apariencias.
El grupo llegó entonces a firmar un contrato para su presentación en el Eurockéennes de Belfort, pero el gobierno de la República Democrática del Congo no quiso darles el permiso. Su condición misma era una traba (condición física y económica se entiende) por la imagen internacional que podían dar. De modo que festival, discográfica y una serie de productores asociados movieron cielo y tierra para conseguir el visado. Cuando se logró, se desató la locura por la banda cuyo maravilloso sonido hacía olvidar las tremendas limitaciones de su existencia.
Bouger le Monde! (Agitar el Mundo!) contiene 11 canciones fruto de sus vivencias a lo largo de los 350 shows que han realizado en estos tres años. Pero aunque la fuerza se ha intensificado, el enfoque textual de ellas se mantiene. "Escribimos nuestras canciones como periodistas", dijo alguna vez el guitarrista Coco Yakala Ngambali antes de especificar: "Hablamos de la vida de la calle, de los niños de la calle y de sus sueños de felicidad". Ahora quieren, además, que el mundo cambie y mueva sus pies y baile. Y esto va en serio, pues acaban de crear la ONG Staff Benda Bilili para ayudar a personas con discapacidad y niños sin hogar.
A la banda de Très Très Fort se suma para este nuevo trabajo el guitarrista Amalphy Ketikila Masamba y los percusionistas Montana Kinunu Ntunu y Randy Makana Kalambayi. De allí la consistencia manifiesta en temas como Bilanga o Kuluna-Gangs, en lo que también ha ayudado el sentido coral del nuevo álbum. Y en este caso lo de coral es literal pues hasta siete integrantes intercalan sus voces en los temas y, por supuesto, hacen coros en cuatro lenguas congoleñas diferentes, además del francés. Vincent Kenis, de Congotronics, es el productor de un disco que se ha grabado en el zoológico de Kishasa con un estudio móvil, y en los viejos y legendarios Renapec Studios.
No se han ido del Congo. Han viajado y han vuelto más grandes todavía.
José Arteaga.
Cuando salió Très Très Fort al mercado europeo, todos quisieron conocer a Staff Benda Bilili, un grupo de parapléjicos de Kinshasa, que había logrado sintetizar el ndombolo, la música kinoise más conocida, con reggae, funk y son cubano, resultaba demasiado impactante. Cinco años atrás, el documental La Danza de Júpiter, de Renaud Barret y Florent de La Tullaye, había mostrado por primera vez a esos diez músicos que vivían en el zoológico de la capital del Congo, se movilizaban en triciclos customisados tipo Mad Max, y tocaban instrumentos adaptados a su condición. Su propio nombre ya era motivo de interés: Staff Benda Bilili, que en dialecto lingala significa Mirar Más Allá de las Apariencias.
El grupo llegó entonces a firmar un contrato para su presentación en el Eurockéennes de Belfort, pero el gobierno de la República Democrática del Congo no quiso darles el permiso. Su condición misma era una traba (condición física y económica se entiende) por la imagen internacional que podían dar. De modo que festival, discográfica y una serie de productores asociados movieron cielo y tierra para conseguir el visado. Cuando se logró, se desató la locura por la banda cuyo maravilloso sonido hacía olvidar las tremendas limitaciones de su existencia.
Bouger le Monde! (Agitar el Mundo!) contiene 11 canciones fruto de sus vivencias a lo largo de los 350 shows que han realizado en estos tres años. Pero aunque la fuerza se ha intensificado, el enfoque textual de ellas se mantiene. "Escribimos nuestras canciones como periodistas", dijo alguna vez el guitarrista Coco Yakala Ngambali antes de especificar: "Hablamos de la vida de la calle, de los niños de la calle y de sus sueños de felicidad". Ahora quieren, además, que el mundo cambie y mueva sus pies y baile. Y esto va en serio, pues acaban de crear la ONG Staff Benda Bilili para ayudar a personas con discapacidad y niños sin hogar.
A la banda de Très Très Fort se suma para este nuevo trabajo el guitarrista Amalphy Ketikila Masamba y los percusionistas Montana Kinunu Ntunu y Randy Makana Kalambayi. De allí la consistencia manifiesta en temas como Bilanga o Kuluna-Gangs, en lo que también ha ayudado el sentido coral del nuevo álbum. Y en este caso lo de coral es literal pues hasta siete integrantes intercalan sus voces en los temas y, por supuesto, hacen coros en cuatro lenguas congoleñas diferentes, además del francés. Vincent Kenis, de Congotronics, es el productor de un disco que se ha grabado en el zoológico de Kishasa con un estudio móvil, y en los viejos y legendarios Renapec Studios.
No se han ido del Congo. Han viajado y han vuelto más grandes todavía.
José Arteaga.