Cisco García (Córdoba, 1982) se ha puesto como reto ir a las Paraolimpiadas de Tokio 2020
"Tienes dos posibilidades: o sacar el doble de carácter o hundirte"

Cisco García (Córdoba, 1982) se ha puesto como reto ir a las Paraolimpiadas de Tokio 2020 e, incluso, llegar a las de París de 2024. En el último año su progresión en los ranking tenísticos ha sido imparable. No en vano, empezó en el puesto 507 ITF de Tenis en Silla y ahora está en el número 87. Una carrera a base de esfuerzo que compagina con su trabajo como abogado. El joven, que tuvo una lesión en diciembre de 2015 en Austria mientras practicaba snowboard -deporte de invierno que consiste en deslizarse sobre una pendiente cubierta por nieve- que le llevó a una silla de ruedas, transmite una energía y brillantez absolutas y confía en llegar a los Juegos del país nipón andando con muletas. En esta progresión, además, cuenta con el apoyo de una decena de patrocinadores. García antes volaba sobre las pistas de nieve y ahora vuela en las pistas de tenis de todo el mundo.
-¿Siempre ha estado ligado al mundo del deporte?
Si usas una silla que no es buena y no tienes adaptación del coche, no te puedes valer por ti mismo"
-Siempre recuerdo mi niñez jugando en un patio, con mi familia, que siempre me ha apoyado en todo; siempre he estado vinculado al deporte. He jugado al fútbol, al tenis y a los 18 me metí en el snow. Este deporte me dio momentos de gloria y luego mucha miseria también, pero al final lo acepto y no le guardo rencor. Ahora saco más fuerza. Tienes dos posibilidades: o hundirte o sacar el doble de carácter.
-¿Qué recuerda de aquel 28 de diciembre de 2015 cuando practicaba snow en Austria?
-No lo recuerdo bien porque no pienso en él; cuando un pensamiento no me ayuda no pienso en él. Recuerdo que era un día normal, salté sobre las 12:00 o las 12:15 y entré despistado, con demasiada velocidad y perdí el equilibrio en el aire, me hice un bloque y caí con un dolor brutal. Intenté levantarme y no podía. Vinieron, llamaron a la ambulancia y me trasladaron en helicóptero y luego ya no recuerdo casi nada. Tuve suerte de lesionarme en Austria porque en dos horas me operaron, mi médula estuvo reventada ese tiempo y, por eso, tengo continuidad. Ahora, no tengo espasmos, ni dolores neuropáticos apenas y no me han tenido que operar de nuevo. He tenido mucha suerte.
-¿Qué lesión le dejó esa caída?
-Paraplejia a nivel D11, es completa.
-Tras su operación permaneció cuatro meses en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, ¿cómo fue su paso por el centro?
-Allí son muy buenos porque te hacen independiente rápidamente. Me fui a los cuatro meses cuando lo normal es estar seis. Mi estancia allí me la cubrió la Seguridad Social, y también la silla. La verdad es que la Junta y todos los organismos se han portado bien. En España estamos bien cubiertos en sanidad, te ayudan para todo. Hay un buen sistema, pero se debería pagar una silla potente a todos, como la que yo tengo, que cuesta 5.000 euros. Habría que pagar todo, como la adaptación del coche, que cuesta unos 3.000 euros, siempre al que no tenga rentas; y eso no se hace. Al final, si usas una silla que no es buena y no tienes la adaptación del coche, sí eres un inválido porque no eres válido, no te puedes valer por ti mismo. Si tienes una silla potente y una adaptación del coche, no lo eres porque puedes moverte por todos sitios y hacer lo que quieras.
-Tras sufrir la lesión, ¿cómo llegó al mundo del tenis de silla?
-El snow era lo máximo que tenía y me lo tomé muy en serio; era una pasión y he ido a muchos sitios del mundo. Tras la lesión, vi en el tenis esa pasión. Ahora siento en pista lo que sentía en el snow. El tenis ahora es el principal objetivo que tengo en mi vida. Una persona para ser feliz necesita tener objetivos y el mío es hacerme un hueco en el circuito tenístico.
-Empezó el año en el puesto 507 del Ranking ITF (Federación Internacional de Tenis) y ahora está en el puesto 87. ¿Cómo ha sido la evolución?
-Tenía la base del tenis a pie, pero no el revés, la movilidad en silla cuesta y había que cambiar el patrón de juego. Empezamos a mejorar poco a poco, iba a torneos, pero caía. Todo cambió con la llegada de mis entrenadores, A. J. Martín y Sergio Álvarez, y empecé a profesionalizarme. Desde hace tres meses hemos cambiado la metodología. Ahora vamos a torneos y llegamos a la final. Tuve una mejora muy importante desde que comencé con ellos, pero también desde que empecé a realizar la preparación física con el centro Pulso; me han fortalecido mucho los lumbares y me han dado control de tronco. En fin, muchas cosas para poder competir también contra amputados. Con ellos empecé a moverme mejor en pista, a mejorar el revés, a poner patrones de juego y profesionalizarnos un poco. En mayo de 2016 fui a un torneo y también llegué a cuartos de final del Open de Rabat, que es un torneo de grado tres. Allí cogí bastante puntos y bastante confianza y también hice finales de dobles. Cuando hemos empezado la gira española, hemos jugado cuatro o cinco torneos y me sorprendí haciendo semifinales en La Rioja. Este torneo fue muy importante para mí porque gané a un italiano que era el 160 del mundo y en segunda ronda a un catalán, que era el 78 del mundo, en tres sets durísimos durante tres horas, y luego gané también a un jugador extremeño. En esa competición di un salto.
-¿Fue un antes y un después?
-Siempre digo que en ese torneo presenté mis credenciales en el circuito del tenis español. Luego hice semifinales con un gran jugador y perdí en tres sets, en su casa y con el público a favor; nadie esperaba ese partido y cuando entré los jugadores comenzaron a pensar que les podía quitar el sitio. Ahora estoy el 87 del mundo según el ranking ITF, que es el que cuenta para las Paraolimpiadas y el cuarto de España. En la clasificación de la Real Federación Española (RFET) estoy actualmente el décimo porque no la han actualizado desde hace más de un mes y, por tanto, no han metido aún los puntos de los últimos tres torneos. En el ranking de la Real Federación Española de Tenis cuentan los puntos de los campeonatos nacionales y yo torneos nacionales sólo he jugado dos, el resto han sido internacionales. Es decir, mientras que en el de la ITF sólo cuentan los puntos de los torneos internacionales, en el de la RFET suman los internacionales y nacionales. Yo calculo que cuando actualicen el de la RFET estaré el sexto, pero es mi cálculo. Uno de mis objetivos este año es estar en el top 8 de la RFET a final de octubre para jugar el máster nacional en Barcelona a mitad de noviembre, que lo juegan los ochos primeros del ranking nacional.
-¿Y cuál es su reto ahora?
-El objetivo este año es ese, estar entre los ocho primeros en el ranking nacional español porque así podría llegar al máster de España para jugar en Barcelona. A largo o medio plazo quiero jugar las Paraolimpiadas de Tokio 2020 y, para eso tengo que estar entre los 40 primeros del mundo y los tres primeros de España. Ese puesto -el tercero- nos lo vamos a pelear entre cuatro o cinco jugadores. Siempre digo que las dos primeras posiciones son prácticamente imposibles. En el tenis en silla se alarga mucho en la edad, por ejemplo, el número dos del mundo tiene 48 años. Yo tengo una ascensión brutal, pero hay chicos que son más jóvenes, de entre 18 y 23 años, que también la tienen y encima sus lesiones son muy favorable y, además, lo hacen de manera profesionalizada. En todo deporte paraolímpico te miden según la lesión. Por ejemplo, en baloncesto tienes que meter un quinteto con una serie de puntos según la lesión. A más lesión, más puntos, pero en el tenis no. Por ejemplo, en natación te mezclan gente que es parapléjica, pero en el tenis compites con gente a la que le falta sólo un pie. En comparación conmigo, esa persona tiene todo el equilibrio y yo no. Los que están arriba de la clasificación están amputados y yo he ganado a uno ya. A mí me cuesta subir porque me faltan lumbares y tampoco puedo mover la silla. Por eso mucha gente dice que es injusto, pero yo lo prefiero porque lo hace más atractivo.
-¿Es competitivo?
-Sí, siempre lo he sido. La competitividad es la que te hace ir todos los días a entrenar, que todos los días bajes la silla de tenis del coche y vayas con dos sillas y un raquetero hasta la pista, te cambies de silla, estés una hora y media entrenando y que te duelan los hombros y las muñecas. Si no eres competitivo, al final vas a jugar para estar entre equis jugadores, pero vas a querer siempre ir a más. No veo límites y, aunque mi lesión sea una paraplejia, yo he ganado ya a amputados y a gente que anda. Estoy convencido de que puedo llegar y me gusta que sea tan complicado porque si al final sólo compites con parapléjicos, sería fácil.
-¿En qué momento se encuentra actualmente el tenis de silla en España?
-Es un deporte que podría tener un gran seguimiento de público porque es vistoso. Tú ves un partido de tenis en silla entre dos jugadores buenos y te encanta. Tengo amigos a los que les gusta el tenis y ahora les gusta ver más el de silla que el de a pie. Al final, son los mismos golpes fuertes, es un golpeo de tenis igual, pero encima con la locura de que llegas a bolas que no te imaginas que una persona moviéndose en silla va a llegar. Creo que el tenis de silla puede tener un sitio en la televisión y con público; creo que es un deporte que tiene mucho futuro. De hecho, la Federación Española lo está promocionando ahora.
-Pero también es un deporte caro, ¿o no?
-Sí. Por ejemplo, una silla que ahora me voy a comprar sale por casi 8.000 euros
-¿Cómo se ve dentro de diez años?
-Pues eso se lo decía a mi novia siempre y me emocionaba y me emociono aún cuando lo digo porque hemos pasado malos momentos. Me veo en Tokio 2020 andando con una muleta y jugando las Paraolimpiadas, y sino en las siguientes de París. No voy a parar en Tokio, voy a seguir. Lo bonito del tenis es que aquí tienes multitud de torneos en todo el mundo. Para mí lo bonito es el camino, y voy a seguir. En el tenis de silla estaré unos 12 años porque calculo que es lo que el cuerpo me va a durar y las ganas para eso. Siempre digo lo de ir andando porque estoy a la espera de que me traten en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. El médico me hizo unas pruebas y me dijo que tenía la médula bastante bien conservada, que se podía tratar y el tratamiento es una barbaridad. Te cogen células madre de la médula ósea, en laboratorio hacen unas cosas, y te las meten en la espinal. En un mes los pacientes recuperan la sensibilidad y un 50% la motricidad. El médico también me enseñó el caso de un paciente como yo andando en una piscina. Imagina que yo no puedo mover ni un dedo del pie, eso simplemente sería ya un paso. El futuro son las células madre con nanotubos; estoy convencido de que va a llegar. Dentro de diez años tendré 45 y disfrutaré del tenis de silla con mi familia y me veré andando con una muleta. Soy consciente de que no voy a volver a andar sin muletas.
-¿Qué valoración hace de la sanidad española?
-Muchas veces no valoramos lo que tenemos en nuestro país y tenemos buenos médicos. He investigado mucho y España está de las primeras con el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Sé que siempre van a hacer falta recursos, pero creo que tenemos buenos médicos y el Puerta de Hierro es uno de los primeros de investigación de médula espinal.
-¿Cuál es su punto fuerte tenístico?
-La derecha, buenísima. Es lo que sorprende en el circuito, que es muy buena y profunda. Mi punto flaco es la movilidad y también el revés.
-Rafa Nadal es el referente del tenis, ¿es el suyo también?
-Era muy fan de Rafa Nadal, es el tenista que nos encanta a todos. Me ha ayudado mucho porque leí su biografía y, en una parte explica que su entrenador, su tío Toni Nadal, le decía que había que aguantar. Y aguantar es que hay que aceptar las cosas tal y como vienen. Antes de la lesión me lo tomaba para mis problemas diarios y tras la lesión, qué mejor que eso: no mirar para atrás, sino para adelante. Nadal es un referente de cómo aceptar las derrotas y las victorias.
-Además de tenista, también es abogado, como su padre, ¿cómo lo compagina?
-Lo compagino alargando el día y siendo muy eficiente. Nosotros aconsejamos a grandes empresas. El derecho laboral no me apasionaba y hace unos años intenté abrir las puertas al mercado británico y tenemos muchos clientes. El mundo laboral lo hago limitado porque, por ejemplo, los Juzgados de lo Social tienen muchas escaleras y ahora mismo no están adaptados. Lo que hago es trabajo de despacho.


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